5 emprendimientos en Latinoamérica que se reinventaron en medio de la pandemia y están prosperando.
Mayo 09, 2020
La aplastante realidad de la pandemia del coronavirus, con sus estrepitosas
consecuencias económicas, ha llevado a muchos negocios a cerrar o, en el mejor
de los casos, a replantearse su estructura.
Los gobiernos de algunos países de Latinoamérica han empezado a anunciar
medidas de auxilio para las pequeñas y medianas empresas (pymes) en medio de
cuarentenas y de una paralización de la actividad.
El panorama es
desolador: la proyección es que la economía de la región, incluido el Caribe,
se contraerá un 5,2%, según estima el Fondo Monetario Internacional
(FMI).
Reunimos
las historias de emprendedores en diferentes países de Latinoamérica que,
forzados por la pandemia, se reinventaron y han logrado no solo sobrevivir,
sino crecer.
1. Una discoteca (en línea)
Una fiesta en la que hay 500 personas, un dj, bailarinas y un animador.
Todo por Zoom.
El colombiano Sebastián González lleva 10 años “creando experiencias” en el sector del
entretenimiento en Bogotá y su empresa es
socia de un grupo empresarial que tiene varias discotecas en la ciudad.
Consciente de que
la reapertura de discotecas y bares no se vislumbra en el futuro cercano por
causa de la pandemia, a González se le ocurrió crear fiestas por Zoom, la herramienta de videoconferencia
que ha catapultado su popularidad en los últimos meses.
Cuando empezó, a finales de marzo, eran gratuitas y entraron hasta 500
personas.
En las fiestas más recientes, se cobra una entrada de US$5 o COP10.000 a
los hombres y las mujeres entran gratis, una estrategia de mercadeo utilizada
comúnmente en las discotecas.
“Entendimos que hay mucha gente sola en su casa que está buscando una
opción de entretenimiento y de pasar el tiempo”, dice.
La “promesa de valor” es que los asistentes hagan nuevos amigos, algo
que ya ha sucedido, pues algunos quedan conectados por WhatsApp y mantienen la
comunicación, dice.
Las fiestas han despertado el interés de gerentes de marca de algunas
licoreras, que han empezado a desarrollar con González estrategias para
promocionar la venta de sus productos.
¿Cómo se ha enterado la gente de esta iniciativa? González dice que el
boca a boca ha sido clave, pero también han invertido en publicidad a través de
Facebook e Instagram.
“No sabemos cómo, pero a las fiestas empezaron a llegar norteamericanos
y alemanes”, dice sobre un fenómeno que le ha tomado por sorpresa y que ahora
ve como una oportunidad.
“Ya no pensamos en local, sino que a nivel mundial podríamos hacer
conexiones bien interesantes”, dice.
"Estamos ante la amenaza de una extinción y la gente ni siquiera lo
sabe"
En comparación con una fiesta presencial, el gasto es además mucho menor..
En comparación con una fiesta presencial, el gasto es además mucho menor..
“No inviertes más de US$300 en una gran noche. Mientras que abrir una
disco para 800 personas tiene costos fijos de unos US$8.000”, explica.
2. Frutas y verduras en alta demanda
Las
ventas de la tienda de productos orgánicos “La Trocha” triplicó sus ventas
desde que se instaló la cuarentena en Bogotá.
Natalia Peris lleva tres
años a cargo, junto a su socia, de una tienda de barrio llamada “La Trocha” en el centro de Bogotá que comercializa principalmente
alimentos y envasados orgánicos de pequeños productores y artesanos locales.
Acostumbrada a trabajar en una tienda de atención al público de lunes a
sábado, la implementación de la cuarentena le preocupó.
“Decidimos cerrar las puertas y seguir funcionando de puertas para
adentro solamente con domicilios y entrega personal a los vecinos que pudieran
pasar a recoger la compra”, explica.
Se vieron obligadas, además, a cambiar su operación. Ahora trabajarían
solo lunes, miércoles y viernes en la tienda preparando las entregas y los
demás días recibirían los pedidos y se organizarían con las fincas y los
productores.
“No teníamos ningún
sistema de domicilios organizados, así que tuvimos que movernos a encontrar un
servicio de bicimensajería”, explica Peris.
La acogida hacia su negocio empezó a incrementarse y llegaron más
pedidos.
“Nuestras ventas han subido tres veces lo que eran. Ha
pasado de ser un negocio que se mantenía como podía poco a poco a vernos por
primera vez con un volumen de ventas que, por suerte, conseguimos manejar”,
describe.
Bogotá,
como muchas otras ciudades de la región, luchan para hacerle frente al virus.
En Bogotá, las entregas a domicilio son parte del ADN de la ciudad,
por lo que también es posible hacer órdenes a supermercados grandes, pero Peris
advierte que en tiempos de pandemia algunos han presentado retrasos con las
entregas y eso ha representado una oportunidad para empresas más pequeñas como
la suya.
“Es bonito ver que
mucha gente ha decidido irse por el lado de la comida
orgánica y que ha visto esto como un buen momento para apoyar
al campo”, añade.
La restructuración y el rápido crecimiento hicieron que contrataran a
dos personas más.
Las redes sociales, además, han sido sus grandes aliadas ahora. En el pasado
“las teníamos muy abandonadas”, dice.
“Ahora soy una especie de ejecutiva campesina: me paso todo el día
delante del teléfono y del computador tomando pedidos”.
De establecer esto como la “nueva normalidad” en su negocio, Peris
considera que puede funcionar, pero afirma que su actividad es “muy de barrio”
y espera que se quede así.
“Es un punto de encuentro de los vecinos, que vienen a charlar, a
contarnos cómo están”, dice.
3. Clases online con un campeón
mundial
Díaz
puso en pausa su entrenamiento para los Olímpicos de Tokio y ahora da clases en
línea.
El karateca y
bicampeón mundial venezolano Antonio Díaz empezó el año entrenando para
su participación en los Olímpicos de Tokio, la primera edición de los juegos
que admite el kárate en su programa.
Mientras que Díaz entrenaba en Hong Kong y España, su dojo o centro de
entrenamiento en Caracas, que abrió hace dos años, se mantenía activo y admitía
nuevos estudiantes.
Cuando el gobierno venezolano decretó el 13 de marzo una cuarentena
obligatoria, Díaz acababa de llegar de España días antes y ordenó en seguida la
cancelación de clases en el dojo.
“Allí trabajan dos instructores que viven de lo que ganan, al igual que
otras tres personas que trabajan en otras áreas del negocio”, explica.
Aunque algunos clientes cancelaron sus suscripciones, hubo quienes
estuvieron de acuerdo con no pedir reembolso por el mes de abril.
Al percatarse de
que la situación no sería tan temporal, Díaz exploró una vía que normalmente
había visto con ojos dudosos: dar clases por internet.
“Empecé a hacer Instagram Lives a través de la cuenta del dojo y vi que
mucha gente se sumaba, incluso gente de otros países”, dice.
Díaz
tuvo que improvisar un estudio de grabación en su academia de karate, ahora
vacía.
Después se pasó a la plataforma Zoom, al igual que los dos instructores
de su academia, aunque la transición no ha sido fácil.
“Está el problema de la conectividad (en Venezuela), pues hay gente que
nos dice que no tiene internet o que la conexión es mala. Y el otro reto es la
informalidad… La primera vez que di clase me inventé un trípode con un rollito
de papel higiénico”, describe.
Además, dice que dar indicaciones y corregir posturas de sus estudiantes
a través de una pantalla es difícil.
En medio de la
improvisación, Díaz reconoce que más público se ha interesado en lo que hace y
que se están abriendo oportunidades.
“Hay unos amigos que están abriendo una especie de academia virtual y
contrataron a distintos campeones. En el seminario de bienvenida uno de los
atletas seré yo”, comparte.
Ahora se plantea hacer una serie de videos más profesionales para su
dojo orientados a que la gente entrene en casa.
“Siempre había sido
reacio al tema online, pero me estoy dando cuenta
de que esto va a ser una nueva realidad”.
4. Panes a través de una app
El argentino Antonio Bertasio solía lamentarse por aquella
inversión que hizo hace unos cinco años en una app que no resultó tan exitosa
para su negocio de fabricación de pan.
Hoy en día, afirma
que fue esa herramienta móvil, llamada Quiero Pannet, la
que les está salvando el negocio.
“Nos dio una esperanza, un norte, es como que ya
teníamos qué hacer.
La
app funciona mostrando un catálogo de panes congelados disponibles para hornear
en casa.
Bertasio tuvo que
pasar de proveer en Buenos Aires a
restaurantes, comedores, supermercados e instituciones públicas, a consumidores
particulares.
Lo primero que solicita la app es el código postal del cliente y si está
en el radio de operaciones de la empresa, en seguida se les ofrece el catálogo
de panadería congelada que luego se despacha directamente a la casa del consumidor,
quien finalmente hornea el producto.
Con la experiencia de la dura crisis económica de 2001 en Argentina,
Bertasio ya se había reinventado en ese entonces y conocía la incertidumbre.
“El 18 de marzo, cuando decretaron la cuarentena, armé una reunión de
urgencia con el equipo, de unas 25 personas, y les dije que a partir de ahora
todos seríamos vendedores y que lo haríamos recomendando a la gente que usara
la app”, dice.
El golpe de gracia vino cuando un medio local argentino reseñó el
negocio de Bertasio y la novedosa forma en que despacha pan.
“No le di la dimensión que tenía”, dice sobre el escrito, que terminó
dando su empresa a conocer a muchas más personas.
“Ahora ya armamos un equipo, una campaña de
comunicación, hay personas especializadas en e-commerce directamente
enfocadas en que podamos expandirnos y seguir creciendo sobre esa base
digital”, dice.
5. Pastelería San Antonio se
reinventa y se convierte en un minimarket.
La compañía peruana ha dado un nuevo giro a su negocio y ahora competirá
en el rubro de alimentos básicos con un nuevo formato físico y con envío
delivery.
Para enfrentar la crisis del nuevos
coronavirus, la emblemática pastelería peruana San Antonio se reinventa y se
convierte en una suerte minimarket, manteniendo así a todo su personal de
trabajo.
“Mutaciones como esta, nuevos giros
de negocio serán cada vez más frecuentes, la idea es enfrentar la crisis.
Supervivencia”, destacó el periodista de ATV, Fernando Díaz en su cuenta de
Twitter tras visitar el remodelado local, ubicado en la avenida Angamos.
Este establecimiento cuenta con
productos como condimentos, conservas de pescado, lácteos, arroz, menestras,
fideos, harina, huevos, mermeladas artesanales, vinos, cervezas, gaseosas,
frutos secos, entre otros. Sus clásicos pasteles y sándwiches también se
comercializan en el local.
Cabe recordar que Pastelería San Antonio, ante el cierre temporal de sus
establecimientos por el brote del Covid-19, decidió repartir las utilidades y
adelantar los sueldos de sus trabajadores. También parte de su mercadería fue
repartida a las familias de sus empleados.
NUEVO FORMATO CONTARÁ CON SERVICIO DELIVERY
“Pronto nuestra web estará activa por delivery. Desde hoy jueves a la 1
p.m. abrimos nuestra tienda de Angamos de productos para llevar. Los esperamos
para servirlos con la calidad de siempre”, anunció la compañía.
Pastelería San Antonio
El CEO de la Pastelería San Antonio, Rubén Sánchez, ante la crisis por
el coronavirus, en una entrevista para diario Trome, dijo que “el que no sea
optimista está condenado a fracasar”. También, adelantó que en el caso de que
haya una nueva cuarentena, las tiendas pueden estar abiertas sin gente y ser un
sustituto de supermercado.
“Hay que ser creativos. En mi negocio, que es un restaurante-cafetería,
la gente no va a ir cuando termine la crisis porque tienen miedo de que te
sientes al lado de una persona que te va a contagiar. Por eso hay que
reinventar el negocio, he pensado fortalecer mi delivery, los mozos lo tendrán
que hacer, ampliar el surtido de mi tienda (poner más cosas de primera
necesidad)”, sostuvo el ejecutivo en la entrevista para diario Trome.
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